Nota: Atenea Ing se transforma en 3D Works en enero del 2018
Mi nombre es Tomas Fernández y soy técnico mecánico (2012) e ingeniero electrónico (2013) de INACAP. Experto en prototipos rápidos, impresión 3D y electrónica. La impresión 3D comenzó en 2012 como un hobby. A finales de 2013 tuve mi primera clienta, una estudiante de diseño que ese momento estaba cursando su tesis.
Desde finales de 2013 me dedicado 100% a la impresión 3D en Atenea Ing. Aquí cada cliente tiene un universo distinto de necesidades lo que hace extremadamente dinámico y de constante innovación cada trabajo logrado en el taller. La flexibilidad de la impresión 3D me permite ayudar a reparar desde artículos domésticos hasta grandes empresas para validar sus nuevos productos. Pasando desde PYMES que necesitan hacer pequeñas producciones hasta estudiantes en crear sus proyectos de título: a todos ellos los he ayudado a transformar lo virtual a lo real.
Es el mejor trabajo que podría haber deseado y estoy muy entusiasmado en recibir al próximo universo.
El taller está por cumplir los tres años de edad, periodo que me ha permitido conocer a muchos clientes. No ha sido fácil. El comienzo fue complicado. Pasar de imprimir algunas horas a la semana a tener varias máquinas full time te hace descubrir muchos problemas que no sabías que están ahí. Problemas técnicos; de salud (¡ojo! hay plásticos tóxicos); terremotos (anécdota para alguno de mis post del blog); cortes de luz, insumos de mala calidad, problemas económicos, problemas informáticos (“¡mier…! ¡el Windows se actualizo y reinicio el pc!” perdiendo diez horas de impresión cuando faltaban solo dos); entre muchos otros problemas que no recuerdo. Este trabajo puede ser muy frustrante y difícil. Cada impresión dura por lo menos dos horas en el mejor de los casos y en el peor son varias piezas de dieciséis horas cada una. Imaginen las cosas que pueden pasar y salir mal en una impresión muy larga.
Al poco andar ya era experto en reparación de máquinas. No hacía nada más que imprimir, reparar y volver a imprimir. Después de tres años ya puedo decir que he cumplido la mayoría de edad en esto de la impresión 3D. Imprimimos en el taller algo próximo a los 3 kg de plástico por semana y atiendo a cinco proyectos en promedio semanales. Todos con soluciones personalizadas y a la medida de cada universo propio de cliente. Estamos inventando todo el tiempo y con cada proyecto.
Me pregunto que podría pasar si un genio inventor como Thoma Alva Edison, Galileo o Leonardo da Vinci me contactara y dijera “necesito hacer una impresión 3D para…”. Aquí estamos dispuesto a correr el riesgo y aceptar el desafío.
Dedico este pequeño texto a quien me enseño el amor a la inventiva: mi abuelo fallecido el 15 de septiembre del 2016. Mi abuelo, mi mentor, mi gran maestro Gabriel Darío Rodríguez Jaque (1930-2016).
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